Desde hace aproximadamente dos décadas, Colombia se ha vistoexpuesta a flujos migratorios de africanos, asiáticos y caribeños (generalmentecubanos y haitianos). Este artículo analiza la manera en que estosflujos son tratados en la prensa nacional digital, la academia y la legislacióncolombiana. Las construcciones del problema que encontramos en estas esferasmuestran una predominancia de la asociación entre esta forma de movilidadhumana y el tráfico de migrantes. Sugerimos que esta perspectiva no dacuenta de la diversidad de formas en las que se puede gestionar el viaje y quemás bien estigmatiza y criminaliza las relaciones espontáneas o desinteresadasque se puedan crear en el tránsito, negando la capacidad de agencia quetiene la gente en movimiento.