El presente capítulo tiene por objeto explicar la forma como la Organización de Estados Americanos (OEA) fue expandiendo su alcance y paralelamente incluyendo temas de cooperación hemisférica. Creada en pleno contexto de la Guerra Fría y, por ende, permeada por la disputa ideológica que sacudía al mundo, con su fin, vivió un proceso de reingeniería institucional que modificó sustancialmente la idea de cooperación regional. Dicho de otro modo, la OEA debió adaptarse al nuevo entorno en el que se multiplicaron las críticas por la influencia desmedida de los Estados Unidos (EE.UU.) que utilizó dicho organismo como una plataforma para la concreción en América Latina y el Caribe de su doctrina de contención al comunismo.Por eso, a lo largo de las décadas de 1980 y 1990 adoptaría esquemas para la defensa de la democracia representativa que apelaban al consenso y que le permitieron gozar de visibilidad para, al menos, gestionar las crisis presidenciales que a lo largo de esa segunda década fueron frecuentes. Valga aclarar que, no en todos los casos tuvo incidencia o se puede considerar como un éxito, pero pudo situarse como un actor clave en la defensa regional de la democracia y pionera de las denominadas cláusulas democráticas, que buscaban reestablecer el Estado de derecho una vez interrumpido el orden constitucional. Bajo esta lógica, la OEA fue involucrándose en temas que otrora se manejaban subregional o nacionalmente como era el caso de la seguridad, el terrorismo, el narcotráfico o el abuso de drogas y la lucha contra la corrupción.