Towards a New Security Agenda Between Colombia and Canadá
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Alcance y naturaleza del proyecto de investigación: cuestiones teóricas y metodológicas claveMi investigación se centrará en la comparación entre la seguridad humana canadiense y la seguridad democrática colombiana como conceptos estratégicos que podrían ayudar a fortalecer la relación entre los gobiernos de Canadá y Colombia. Aunque estos países tienen otras prioridades geográficas en política exterior, ambos comparten preocupaciones similares sobre la seguridad que podrían convertirse en un sólido apoyo para construir una agenda unificada y cooperativa. De hecho, Canadá ha desarrollado un concepto más amplio de seguridad humana muy útil para sostener los principales problemas colombianos, la violencia armada organizada –especialmente las actividades de pandillas organizadas y grupos ilegales- y el narcotráfico. A Colombia le preocupa que estos fenómenos hayan provocado demasiadas violaciones a los derechos humanos y la disminución del crecimiento económico y, por ello, el actual gobierno del presidente Álvaro Uribe desarrolló, desde 2002, el concepto de seguridad democrática con el objetivo de enfrentar esas amenazas. .Desarrollaré dos objetivos específicos en mi investigación: Primero, analizaré el enfoque del poder blando canadiense en el sistema internacional y cómo ha sido la principal causa por la cual este país ha contribuido a la comprensión de los problemas de seguridad en la posguerra fría. Era, especialmente en los Estados del Tercer Mundo, donde los ciudadanos han sufrido amenazas tradicionales y no tradicionales. Junto a este objetivo, es necesario explorar la evolución de la doctrina de seguridad canadiense como parte de su política internacional durante la era posterior a la Guerra Fría.La política exterior canadiense se ha preocupado profundamente por su poder blando y ha tratado de promoverlo mediante el fortalecimiento de las instituciones internacionales existentes y el multilateralismo, así como mediante la participación en la construcción de un mundo más seguro mediante operaciones de mantenimiento y consolidación de la paz.Vale la pena señalar que en este proceso, Canadá no ha tratado de imponer su punto de vista mundial apoyado en el poder duro; en cambio, este país se ha comprometido a comprender una realidad internacional más compleja. Es muy interesante encontrar objetivos en el programa canadiense de seguridad humana, principalmente en el programa Glyn Berry, centrados en el desarrollo de una mejor comprensión de los conflictos nacionales y regionales.
Scope and nature of the research project: key theoretical and methodological issues My research will focus on the comparison between Canadian human security and Colombian democratic security as strategic concepts that could help to strengthen the relationship between Canada and Colombia governments. Although these countries have other geographical priorities in foreign policy , both share similar concerns about security that could become a solid support to build a unified and cooperative agenda. As a matter of fact, Canada has developed a broader concept of human security very useful to hold the main Colombian problems, the organized armed violence –especially organized gangs and outlaw groups’ activities-, and the drug trafficking. Colombia is concerned by the fact that these phenomena have caused too many violations of human rights and the decrease of the economic growth and, for this reason, the current President Álvaro Uribe's government developed, since 2002, the democratic security concept aiming at facing those threats.I will develop two specific goals in my research: First, I will analyze the Canadian soft power approach in the international system and how it has been the main cause by which this country has contributed to the understanding of security issues in the post-Cold War Era, especially in the Third World States, where the citizens have undergone traditional and non-traditional threats. Alongside this goal, it is necessary to explore the evolution of the Canadian security doctrine as part of its international policy during the post-Cold War Era. Canadian foreign policy has been deeply concerned about its soft power and tried to promote it by the strengthening of the existing international institutions and the multilateralism as well as by the participation in the building of a more secured world through peacekeeping and peacebuilding operations. It is worth noting that in this process, Canada has not tried to impose its world point of view supported on hard power ; instead, this country has been committed to understanding a more complex international reality. It is quite interesting to find objectives in the Canadian human security program, principally in the Glyn Berry Program, focused on the developing of a better understanding of domestic and regional conflicts.
